El azar hizo que Ángel Moral Noral fuera soldado en tiempos inciertos para España y encuadrado en la Agrupación de Tropas Nómadas cuando el futuro del Sáhara era de dudoso pronóstico. Tiempo incierto y contradictorio; incierto por lo imprevisible del futuro, contradictorio por lo dispar de nuestros sentimientos. Realmente el final de la primera mitad de la década de los setenta en el Sáhara fue época de confusión y contradicción que afectó tanto a los europeos como a los saharahuis.
De pronto, en un momento determinado e impreciso debíamos tratar como enemigos a unas personas con las que nos identificábamos plenamente y de las que nos sentíamos amigos; debíamos prevenirnos contra los que hasta hacía poco compartían con nosotros agua, comida,pan, sudor y esfuerzo, tristezas y alegrías.
Debíamos prevenirnos contra aquellos con los que convivíamos en franca armonía; no entendíamos como los saharahuis podían considerarnos sus enemigos sabiendo como sabían nuestro aprecio hacia ellos; no entendíamos como podíamos suscitar animadversión en aquellas personas a las que nunca habíamos hecho ningún mal. Me consta que para la inmensa mayoría de los saharahuis la perplejidad y desorientación corrían parejas a la de los españoles, pero siempre en tiempos contradictorios, y generalmente en cualquier tiempo, la masa de la población es muda y el pequeño grupo, inquieto y agitador, es el que, alzando la voz, dirige y canaliza todas las acciones de la sociedad a la que pertenece y domina.
NÓMADAS, por su peculiar compòsición en cuanto a personal y despliegue fue muy sensible a la confusa situación política de aquellos años y el grupo inquieto y agitador en la ATN se materializó en lo que se denominó las Cuartas Patrullas, compuestas por jóvenes soldados saharahuis de reciente recluta, bien instruidos militarmente, poco integrados en la Unidad y captados políticamente por las ideas del POLISARIO.
Su envio a las Bases supuso una fuente casi continua de problemas disciplinarios que no procede analizar ahora, pero que se exponen con la pretensión de describir a grandes rasgos el entorno que iban a encontrar los soldados europeos de los últimos llamamientos -de uno de los cuales formó parte Ángel Moral Moral- en su incorporación a los distintos Grupos Nómadas y Compañías que por otra parte continuaban desarrollando las actividades programadas de instrucción y nomadeo.
Ángel es destinado a la ATN y destacado a la Base de Mahbes en ese ambiente doblemente extraño para él; uno, de carácter geográfico; otro, político-social, mas a pesar de su juventud e inexperiencia es posible que llegara a captar ese tiempo contradictorio que envolvía al Sáhara, de ahí tal vez se derive el sentimiento que rondaba su espíritu expresado en una carta a sus padres, cuando escribe: "...sólo pido que Dios me ayude y sea valiente". Es indudable que las circunstancias difíciles son las que ponen a prueba a las personas y cuando salen a la luz sus mejores cualidades, y eso, pienso, es lo que sucede con Ángel. No le preocupa su seguridad personal, ni su bienestar, ni los trabajos y servicios que con toda seguridad sabe que tendrá que realizar, y por eso cuando reza, pide a Dios por aquello que realmente le importa: ayuda para afrontar las dificultades y ser valiente.
No tengo la menor duda que asumió plenamente su condición de soldado y lo que implicaba en aquellas tieras saharianas, su actuación personal lo acredita; y así, cuando el 11 de mayo de 1975 formando parte de la patrulla Domingo muere por la traición y a manos de sus compañeros de armas saharahuis, miembros activos del POLISARIO, no hace otra cosa que seguir los pasos de tantos españoles que a través de la Historia y en los más diversos lugares del mundo han dado su vida defendiendo a España. Desgraciadamente su sacrificio no pudo evitar el largo y doloroso cautiverio del resto de sus compañeros de patrulla en tierras argelinas.
En su momento la Autoridades militares representadas por el Capitán General de la VI Región Militar, Excmo. Sr. Don Mateo Prada Canillas, en reconocimiento a su valor y gratitud a la familia, le otorgaron a título póstumo la Cruz al Mérito Militar con distintivo rojo y a su madre la condecoraron con la Medalla de Sufrimientos por la Patria; fue la manifestación pública de recuerdo y respeto que el Ejército rindió a un magnífico soldado que hoy descansa en paz en Quintanilla del Agua (Burgos), el pueblo que le vio nacer.
Nuestro inolvidable amigo Ángel encarnó las cualidades del buen soldado: abnegado, valeroso, discreto, sin vanidad ni ambición y fiel cumplidor de su deber hasta morir, por ello deseo que estas líneas sean la expresión sincera de reconocimiento que le tributa un Oficial que participó en aquellos lejanos acontecimientos y que en él, Ángel, lo hace extensivo a todos los españoles que cumpliendo con su deber para con la Patria hicieron su Servicio Militar en las Unidades Nómadas.