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Historia : GRUPOS NÓMADAS DE POLICIA. La infiltración de las bandas armadas del llamado Ejército de Liberación

 

La penetración consentida en el Sahara por falta de fuerzas para impedirla trajo consigo momentos muy difíciles en las unidades nómadas, puniendo a prueba con frecuencia la lealtad de la mayor parte de nuestros áskaris y la deserción de una minoría entre los más jóvenes.

En este período de incertidumbre hay que destacar en primer lugar varios hechos que avalan esta actitud positiva.

Uno, la del jeep-correo el 8 de noviembre al ser atacado por una banda armada. El áskari El mami uld Sidi con su fusil del 7mm. responde al fuego de la banda y protege la retirada de un policía europeo, el conductor y un paisano consiguiendo llevarlos sanos y salvos posteriormente al Aaiún.

Otro, cuando un grupo armado del E.L. atacó y saqueó el faro de Cabo Bojador y apresó a su escasa guarnición. Según las declaraciones del oficial de Señales Marítimas Alfredo Narbón, el sargento Abdelahe uld Mohamed de la Cía Local de Nómadas se opuso abiertamente al grupo rebelde siendo herido y conducido con todo el grupo de funcionarios del faro a Marruecos. En los ataques nocturnos a El Aaiún, el Mando quiso poner a prueba la actitud de las Tropas nómadas. En la noche del 24 de diciembre ordenó el reconocimiento por una sección nómada al mando del teniente Beiruk de la zona de donde partían los ataques de las bandas rebeldes, regresando sin novedad al amanecer del día 25.

Donde se mide y se confirma con más fuerza la lealtad de estas fuerzas nómadas es cuándo el gobierno ordena el repliegue de los puestos del interior que quedan guarnecidos por tropa indígena de entidad escuadra, al mando de un sargento. Así se hizo en Tifariti, Guelta de Zemrnur, Smara, Bir Enzaran y Tichla.

Hay que destacar que a pesar del abandono y la soledad en que quedaron estas reducidas guarniciones, todos los días, en una muestra de lealtad, izaban y arriaban la bandera de España, prácticamente a la vista de las bandas armadas. Esta leal conducta observada casi a diario por vuelos de reconocimiento sobre los puestos tuvo naturalmente un límite, el límite que impone el abandono del que fueron objeto.

En Tichla, el comandante Troncoso, sin permiso de sus superiores y con oposición del piloto fue en un Junkers a Tichla, aterrizó y tuvo tiempo de que el sargento Brahim u.Burhi con su escuadra se subiera al aparato, no sin antes arriar la bandera de España que aún ondeaba en el puesto.

En otros lugares en dónde se dejaron guarniciones con saharauis de dudosa lealtad, acabaron desertando a sus jaimas, mientras que otros se sumaron a los grupos rebeldes. En el combate de Edchera del 13 de Enero de 1958 el capitán Jaúregui prácticamente solo, con su PLM y a lo sumo un pelotón, aprovechó el acceso que le daba el paso de la Saguia y cayó en una emboscada. En apoyo del capitán acudió la 1ª Sección de la 2ª Cia al mando del brigada Francisco Fadrique Castromonte. Al ver al capitan Jaúregui en situación comprometida el brigada ordenó al sargento Vega que esperara y se retrasara para cubrirle la retirada y avanzó con el cabo Maderal Oleaga, el cabo primero Aali uld Sidi Baba uld Haramdalah, numero de filiacion 504 del Grupo Nómada III y un cabo de Transmisiones, justo en el momento en que se desencadenaba un violento ataque de un enemigo muy numeroso, que procedía del Meseied, sobre los legionarios que habían quedado aislados.

Nadie sabe lo que pasó en los últimos momentos del encuentro en el cauce de la Saguia aunque nos lo imaginamos. Testimonios recogidos de combatientes de las bandas armadas en aquella acción, han confirmado la heroica actuación de este puñado de hombres que cercado y copado frente a un enemigo muy superior murieron todos menos el cabo de transmisiones que fue hecho prisionero. La primera propuesta de condecoraciones que elevó el Gobernador al EMC se solicit6 la medalla militar individual a titulo póstumo para el brigada Fadrique y el cabo primero Haramdalah. Posteriormente fueron condecorados por esta acción a titulo póstumo con la Gran Cruz Laureada de San Fernando, el brigada Fadrique y el cabo primero Maderal Oleaga, desconociéndose hasta hoy la causa de que no prosperase la propuesta efectuada para el cabo 1º Haramdalah.

El 23 de Junio de 1957, dos días después de la marcha del general Pardo de Santayana se incorporó el nuevo Gobernador, general Mariano Gómez de Zamalloa. El 27 de julio se convocó en Madrid la Junta de Defensa Nacional que presidía el Caudillo y que escuchó el parecer del General Zamalloa. A partir de esta fecha se adoptó una línea secuencial que contemplaba una acción militar aérea y otra terrestre para conseguir la expulsión de las bandas armadas del Sáhara español.Terminadas las operaciones, los Grupos Nómadas continuaron prestando sus servicios de manera regular hasta que por la Instrucción 1159 - 31 del Cuartel General del Sahara de fecha 30 de diciembre de 1959, estas Fuerzas de Policía encuadrados en dichos Grupos Nómadas, pasaron a depender a todos los efectos del Ejército de Tierra.