La franja de terreno comprendida entre la Saguia El Hamra y el paralelo 27o 40´, frontera del Sahara español con Marruecos, constituye un terreno muy variado, con amplias zonas que al par que facilitan el enmascaramiento y ocultación tanto de personas como de armamento que pudieran portar -máxime si es ligero-, dificulta el movimiento rápido de vehículos.
En un recorrido de oeste a este la orografía presenta una cadena de dunas costeras muy amplia, con médanos en algunos lugares y dunas altas, difíciles de cruzar salvo por determinados parajes no siempre practicables por vehículos y, aún así, con limitaciones, motivos suficientes para asignar estos lugares como exclusivas para las patrullas a camello.
Le sigue una extensa estepa pedregosa de vegetación rala y escasa que proporciona una malísima leña para el fuego, interrumpida por tres cadenas de dunas de dirección norte - sur, algo más fáciles de atravesar que las anteriores incluidos vehículos; rebasadas, continúa el terreno estepario hasta alcanzar el Gaat Chebabien, amplio espacio de terreno completamente liso y carente de vegetación, idóneo para el automóvil si se conoce las pequeñas trampas que presenta -agujeros verticales que pasan desapercibidos y pueden provocar un accidente si se introduce en ellos alguna rueda, sobre todo las delanteras- e impracticable en caso de lluvias al transformarse en un inmenso lodazal, donde cualquier movimiento resulta imposible.
A partir de este lugar el aspecto de la tierra cambia, y el terreno presenta un relieve muy intrincado, con alturas no importantes pero con las fuertes pendientes características de las formaciones montañosas desérticas, surcadas de norte a sur por una serie de “uadis” que constituirían en su momento la cuenca derecha de la Saguia. Cerros y ríos compartimentan el terreno, donde éstos últimos son las vías naturales de comunicación, utilizadas casi exclusivamente por el hombre a pie o a camello y en algunos tramos, con dificultad por el automóvil y así se continua hasta alcanzar por fin, la Hamada, la llanura más oriental que se adentra en Argelia, cómoda para el nomadismo por disponer de sombra, leña, agua, y caza en caso extremo, tomando estos datos con la prudencia debida teniendo en cuenta la escasa generosidad del desierto en cuanto a la abundancia de estos elementos.
El Mando español siempre consideró como el espacio más conflictivo y peligroso del Sahara la frontera hispano-marroquí y a este planteamiento obedece el despliegue militar en el Territorio, de manera que en la franja descrita, estableció una serie de Puestos que son, amén de puntos de apoyo de la administración española para ejercer su acción en el Sahara, el esqueleto de su defensa ante una agresión procedente del norte.
De oeste a este son: Daora, Hagunía, Hausa, Echdeiría y Mahbes. Entre Hagunía y Hausa y al sur de la Saguia se situaba Smara, la localidad más importante del interior con una significativa población civil y fuerte guarnición militar integrada por la VII Bandera de La Legión, 3ª Compañía de la Policía Territorial, dos Compañías de Ingenieros (una de Zapadores y otra de Transmisiones), un Destacamento de Automóviles y otro de Intendencia, la Delegación Gubernativa de la Región Nordeste (anteriormente Subdelegación Gubernativa dependiente de la Región Norte con Mando en El Aaiún) y de la Agrupación de Tropas Nómadas, su Mando y Plana Mayor de Mando, Compañía de Plana Mayor de la Agrupación; Mando y Plana Mayor de Mando del Grupo Nómada I, Compañía de Plana Mayor del Grupo y una Compañía Motorizada y otra Montada.
Posteriormente se incrementó con el Mando y Plana Mayor de Mando del Grupo Nómada III y una Compañía Motorizada del mismo Grupo.
La práctica demostró que el dispositivo fue acertado y garantizo el dominio y control de todo el territorio y, si en los últimos tiempos de la permanencia de España en el Sahara no se lograron éxitos espectaculares se debió más a limitaciones políticas, sociales o humanitarias que a las militares, pues no se puede pasar por alto la situación política interna española, no muy clara ante el previsible fallecimiento del Jefe del Estado.
A partir del 5 de junio de 1.965 se constituyen en Bases Avanzadas Daora, Hagunía, Echdeiría y Mahbes y en Base de Operaciones Smara, y en el sur, Bir Nzarán, Ausert, Tichla y Aargub. Todas estaban guarnecidas por compañías de la Agrupación de Tropas Nómadas.
La función principal de estas Bases era proporcionar el alojamiento y los medios de vida y combate necesarios para que las Unidades militares puedan ejecutar su misión de protección y defensa militar del Territorio. Sirven de acuartelamiento a:
- Una Compañía de Tropas Nómadas, su fuerza principal, sobre la que recae la responsabilidad de su mantenimiento y defensa y cuyo capitán como mando más caracterizado, es a su vez Jefe de la misma dependiendo como tal del Mando del Sector del Sahara.
- Un Destacamento de Intendencia, con los cometidos específicos de panificación y aguada disponiendo para ello de un aljibe. Su mando orgánico recaía generalmente en un sargento de Intendencia.
- Un destacamento de Aviación, integrado por dos suboficiales del Ejército del Aire, uno, especialista en transmisiones que atiende al radio-faro y a la emisora y otro mecánico de aviación para reparar posibles averías de los aviones. Carece de soldados de aviación.
- Un Destacamento de Transmisiones del Regimiento de Ingenieros servido por un suboficial especialista y un pelotón de tropa.
- Circunstancialmente un Destacamento de Zapadores del Regimiento de Ingenieros de entidad variable, dependiendo del trabajo a realizar.
Estos Destacamentos tenían lógicamente doble dependencia, orgánica a sus mandos naturales para lo que a su servicio específico se refiere y otra del Jefe de la Base en cuanto al régimen de vida y funcionamiento como Acuartelamiento, teniendo entendido que si se producía una situación de alarma o grave peligro prevalecían las órdenes del mando de la Base sobre cualquier otra.
En la práctica nunca se dio ningún caso de interferencia entre una y otra dependencia sino por el contrario, el espíritu que animaba a todos era el de absoluta colaboración, compañerismo y respeto mutuo, facilitando el ejercicio de mando al Jefe de la Base sin necesidad de imponerse por su graduación militar.
Las edificaciones de la Base como su equipamiento y mobiliario son de una sobriedad espartana ajustándose a lo imprescindible para mantener su funcionamiento y vida; las restricciones no solo afectan al agua sino también a la corriente eléctrica, que al ser proporcionada por un grupo electrógeno tenía un número limitado de horas de funcionamiento. En las proximidades de las Bases se encuentra el Puesto de la Oficina Gubernativa al mando de un oficial del Servicio de Información y Seguridad del Sahara (Gobierno) con un destacamento de la Policía Territorial, un Dispensario y una Escuela, con lo que se cubrían ampliamente las necesidades de la población civil que surgía al amparo de estas instalaciones castrenses y que en su mayoría eran familiares de los soldados saharauis, fomentando, de esta manera, unos puntos del desierto donde la vida no dependía tanto de la lluvia o de los pastos, aunque siempre de la Divina Providencia.